Un aroma cautivante...
una sinuosa mirada
que desviste las caderas
y roza las piernas...
Un perfume asesino
trastoca los sentidos...
y un caballito desbocado
grita y ajetrea...
Nadie te ata,
nadie te tienta
y sin embargo te quedas...
Y aún gritando te quedas!!!
¿Quien te pega?
¿Porque gritas Leona!?
¿Que es eso que pierdes entre tus caderas…?
Déjame añejarlo
después de la cosecha
y cuando llegue la calma,
lo beberé con la miel de tu candela.
© Julio César Medici. Todos los derechos reservados.