Hay un poema que escribí hace años,
cuando estaba chica y no sabía de amores y mucho menos de engaños.
Hay un poema, mi amor, que desearía tenerlo enredado entre los dientes y poder ahora recitarlo.
Porque en ese tiempo mi alma estaba un tanto más blanquecina.
Eran tiempos en la era más parecida a mí, que de lo que de mi ahora soy.
Aún no comprendía que el saber es la curiosidad que termina matando al gato.
Hay un poema que escribí hace años.
Mal descrito, sin embargo honesto.
Un poco simpático en el que aún no sabiendo de amor yo podía recitarlo.
Y sabe Dios que es la única forma en la que podría hacerle entender ¡cuánto lo he estado pensando!
Y sabe Dios que la misma vida y el pasar de las edades, que llegan sin espera nos inducen a deducir que todo aquello que esperaba, lo he encontrado en un pequeño ademán que se me ha salido sin querer, al escuchar, el pedacito de una canción que de cualquier forma llego a mí sentir.
Sintiendo casi volverme a sentir, como me sentí hace tanto.