OSCAR LUIS GUZMAN

MI TIERRA (c)

Mi tierra es como un vergel florido...

Es una selva asombrosa y colorida.

Es una jungla con máscara de paraiso terrenal.

Es rica y pobre. Repleta en paradojas.

Es como la mujer, como una rosa.

¡Cuidado con la espina de su tallo!

 

Esconde en la maleza adornada de flores,

a serpientes venenosas, traperas

y a escorpiones detrás de cada pedernal.

 

Repleta de misterios es mi tierra.

La vida se celebra y se desprecia...

Aun en la misma cantilena,

se le canta a la mujer que lo ama,

y con la misma canción, le llora a aquella que lo abandona.

 

En su oración, el bardo alaba dulcemente a su creador.

¿Cual de ellos, no lo sé… Nadie puede afirmarlo.

¿Quetzalcoatl, Tonantzin, o Cristo rey, el ungido?

¿Qué sé yo? ¿Quién lo sabrá? ¿Quién podría decifrarlo?

Si a la vuelta de la esquina, los desprecia a todos con ufano furor.

 

Nuestros hombres se destruyen entrambos.

A diario se hieren, se lastiman en una simple trasnochada,

o en una fiesta baptismal...

Su realidad es simple, pero cruel... Se asemeja a los dioses.

 

Se vive sin saberlo encarcelado en un fatalismo despiadado;

En una real dualidad, como la realidad del amor y el desamor…

Al vernos, hasta los fieros dioses del Anáhuac se llenan de pavor.

 

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