El cielo se nubla despacio
y la grajilla anuncia lluvia
a aquellos que no miran arriba.
Mas seguro tampoco escuchan.
Entonces, ¿cómo forjaremos la amistad del mundo
si la esencia de lo natural
es invisible para las cadenas de la mente?
Ojalá bañarme en nubes
como las altas montañas.
Quiero la mirada de Lorca
para sobrevolar los montes lejanos
sin alas.
O quizá, las haga de papel con poesía
y me sienta un gavilán en sus cumbres frías.
Puedo hacerme néctar,
flotar el vacío en la boca de una abeja
y ser luego alma de miel.
En el panal de una cueva
muchas aves conocer.
Quizá me prueben y acabe en tierras lejanas
cuando alcen la migración una mañana.
Lo que es de la tierra vuelve a ella.
Seré el abono
donde el corazón de las raíces de la higuera se enrede,
volviéndome savia
tejeré el verde que la luz mueve.
Majestuosa y casta higuera,
pronto tus brevas.
Volveré a ser dulce
y saludaré en tu rama a las estrellas.