Una voz

ValoraciĆ³n: lo que vale y lo que no (Cristiano)

Así dice la sabiduría:
Acaso es mas valioso tener todo el dinero y las riquezas, todo el conocimiento de las ciencias y las filosofias, o los placeres
que todo esto ofrece;
que tener amor, honestidad, justicia y humildad. 
 
La sabiduría es el panal donde la miel es protegida por un enjambre de cordura.

no me mires con esos ojos, si se valoran mas los engaños del corazón y el alma,
laberínticos rincones de las emociones y sus razones, terminará tu vida en bancarrota.
Confiar en el corazón que no da lugar al dominio propio, es subirse sobre el lomo del osezno
esperando que la osa madre no busque arrancarnos de zarpazo la vida.
No, la sabiduría no nace en el engaño, sino en el triunfo de la verdad, acógela en el corazón
y serás por siempre rico,  aún cuando no lleves ni una moneda en el bolsillo.
No te traicionarán tus deseos.

La sabiduría no es pobreza, ni riqueza, 
y estuvo en el inicio de este universo
con ella se forjaron los confines del cosmos y nuestra tierra
no es intelecto, ni matemáticos placeres.
Tampoco es conocimientos vastos en ciencia o en letras.
En este mundo el maestro que es superado, deja de ser maestro
y nadie  puede superar como maestro a  Jesús.
Que puede ser mas valioso que Amar con todas las fuerzas
hasta que la vida se apague sin antes haber sido un fuego incendiario
que ha quemado el bosque con su gran amor,
no temas, el sabio reverdecerá diez veces mas
aún si lo lanzaran a la hoguera,
Dios bendiga a quienes dieron la vida por su causa.

renacido con la esperanza, amor y en la fe que deposite para Dios.
Es sensato reconocer a Dios en nuestros pasos.
El sabio conoce a Dios cuando ve a su alrededor, y se humilla ante el creador, lo exalta
y vive el sufrimiento, abnegado y en cierta medida, resignado, a negar caminar con un mundo que está corrupto de raiz,
eso es reconocer que se espera el amanecer que como espada luminosa  herirá la densidad de las tinieblas
con herida mortal
y a la ignorancia
con paciencia
siempre con paciencia.
Sabes, con Cristo como sabiduría,
siempre es posible reconocer lo que en verdad es valioso, de lo que no.