¡Es tu mágica sonrisa la luz donde pierdo
mi rostro más antiguo!
Te he visto en el aire (sin caerte nunca).
Y me has visto
Y he sentido que el aire se humedece,
que el agua trepa el aire y el tiempo
no puede en el reloj
que se pone boca arriba.
¡Es tu mágica sonrisa la luz por donde sube
el sol de mi mediodía!
Y tu estas allí, viendo crecer las flores -como yo-
sonriéndole a los peces
que te muerden los pies al agitar sus aguas,
la tierra se hace suave
y asciende sobre el aire para ahogar
su larga sed
cada vez que tus ojos se reúnen para hacer el día.
Has nacido tanto en cada aurora y pulverizado
a cada sombra de mi dolor
que el silencio se me hace dulce
cuando sin disimulo te voy mirando…