Espejadas mañanas nos prodigan
su dejo revulsivo de los soles,
figuras y sentencias de arreboles
que te embriagan de luz... y que te abrigan.
Vienen impertinentes, nos intrigan
el jardín, el amor... sombra y crisoles,
los que apagan y encienden los faroles
con deseos frugales nos irrigan.
Voluptuosa la aurora donde ancoro
con la prosperidad de los empeños
visto de sol erguido lo que añoro.
Desciende el río, inflama nuestros leños.
De pasión tempestiva ya desfloro
los placeres, la miel de nuestros sueños.
©JoséLuisGalarza