La muerte nunca se muere
los años no le hacen mella
presente, sigue presente,
la quieras o no la quieras.
La muerte, nunca perece,
por más vieja que parezca.
La muerte nunca se muere
la vida viene con ella
conviven cada minuto
como el árbol con la tierra,
como el aire con el viento,
como el mar con las arenas.
¡Nunca se muere la muerte,
la muerte se ha vuelto eterna!
De la vida está pendiente,
de la vida ella es su dueña;
y aunque llegue siempre tarde,
de la vida es compañera.
Solo muere lo que vive
y quien vive, no quisiera,
que la muerte llegue pronto
arropando con tinieblas
carne y huesos de los seres
pieles blancas o morenas.
La vida nunca se escapa
pues la muerte siempre llega.
Algunas veces temprano,
en otoño o primavera;
donde quiera se aparece,
no importando lo que tengas.
La vida teme a la muerte
y nunca quiere que emerja
como el témpano de hielo
con su frío y su dureza
porque da miedo pensarse
como fría calavera.
¿Y quién matará a la muerte?
¡Nadie, nadie, aunque quisiera!
Si la muerte nunca muere
viajarás a las estrellas;
eso dicen por consuelo
y lo dicen unas letras.
¿Pero a dónde van los muertos?
No es preciso que me creas,
pero van a la necrópolis
con su traje de madera
donde el cuerpo putrefacto
se amalgama con la tierra.
Van muriendo los reptiles
y también las sanguijuelas
los cenzontles y jilgueros
y también mueren las fieras
las que viven como reinas
en los valles y las sierras.
Todo, todo siempre muere,
como mueren las culebras
que se arrastran en silencio
y veneno siempre llevan
en colmillos puntiagudos
que envenenan a su presa.
Cantan ríos muy alegres,
mientras no desaparezcan
porque muchos van muriendo
y quedando solo piedras
en quebradas desoladas
con arenas muy resecas.
Mueren, mueren cosas malas
y también las cosas buenas,
muere todo en este mundo
pues la vida no es eterna
como el sol del universo
con sus llamas cual lumbrera.
Y la vida con la muerte
siempre giran como ruedas.
Hoy se mueren muchas vidas
y también hay vidas nuevas
las que nacen cada día
y después también se entierran.
Así va pasando el tiempo
mientras la vida no muera.
Y la muerte nunca muere
pues tenaz ella se queda.
Si mis versos son tan ciertos:
¡¿Por qué hay tanta alma perversa?!
¡Ah la vida dulce vida
y sus múltiples quimeras!
Con la muerte se terminan
las envidias y soberbias
pues la muerte con la vida
son dos fieles compañeras
y la muerte hace a la vida
una nube pasajera.