Recuerdo que todas las tardes, a la misma hora, la esperaba
Sentado en el mismo banco del paseo Colon,
Disimulaba descansar bajo la sombra de la añosa morera,
Con mis manos cubría parte de mi rostro,
Y por entre los dedos miraba al norte esperando
Que a la distancia me coqueteara su cuerpo.
El murmullo del viento traía ese inconfundible e irresistible
Perfume Suyo, que aún perduraba en mi piel desde la última vez
Que nos vimos, entonces, se aceleraba mi ansioso corazón
Que ya la esperaba……
Podía ver el brillo en mis ojos al sentirla tan cerca,
Sentía agonizar mis labios por morir en los Suyos.
Y el temblor en mis manos acababa en el rostro
De mí amada Cristina.
Con los años trascurridos la morera se secó,
Un joven lapacho ocupa ahora su lugar,
El paseo colon sufrió hermosas y modernas reformas, y
El banco donde esperaba por ella, es otro,
Es más cómodo y amplio.
Nosotros también hemos cambiado, pintamos canas
Y tenemos arrugas en nuestra piel, pero no ha cambiado
Jamás los besos y la forma de amarnos.
Te esperaría una y mil veces Cristina,
Porque sé, que siempre vendrás a mí.