Recuerdo los tibios amaneceres
enredado en tu desnuda cintura,
acurrucado en el hueco
que nuestro amor dibujaba
en el blando colchón de mi cama,
soñando con un futuro dichoso
repetido cada noche
con las caricias y besos
de nuestro amor irrompible.
Recuerdo las dulces noches guerreras
peleando entre sábanas mojadas
por conquistar tu hermosura;
recuerdo el dulce frescor del perfume
impregnando mis sentidos con deseo
al rozar con las yemas de mis dedos
el rojo color de tu piel enardecida.
Recuerdo tu corazón complaciente
latiendo impetuoso junto al mío,
recuerdo tus cómplices algarabías
del amor ya satisfecho
y quebradas melodías
jadeantes como versos.
Todo son recuerdos ya,
ya todo son retazos
de un amor irreductible
que se nos rompió en pedazos.