-Sin la tridimensionalidad voluminosa de Leonardo da Vinci...sin el pasajero \"impresionismo\" del mero impacto del color por Manet y Monet,....sin la técnica transparente en sus velos y gráciles féminas de Pedro Pablo Rubens....sin las \"locuras\" excéntricas de la mente perturbada del desorejado Van Gogh....sin los jugueteos entre los oscuros y los claros de la nocturnidad por Rembrandt...sin el surrealismo del Bosco ni los exagerados asombros de Salvador Dali.....sin los descuartizamientos autópsicos de Picasso....sin el patriotismo de Gericault....sin el microscopio de Miró....sin el conceptualismo de Kandinsky....sin los mosaicos de Vermeer...sin la regla y la escuadra de Mondrián....sin las anorexias de El Grecco....sin el manchismo puntillista de Seurat.....sin los pasos de ballet de Degas....bloqueado el lumínico erotismo playero de Sorolla.....sin el sentimentalismo infantil de los niños de Murillo...sin el realismo de la pobreza de Millet y el caricaturismo de Daumier...apenas con la grandeza del dibujo, temas y colores de Diego Velázquez, sin hilanderas, borrachos, bufones y Meninas...sin nada de eso...solo me apacigua gratamente y adormece de extasiada sensibilidad, el cauto placer de la pintura elemental del francés Rousseau.
Con las nervaduras de sus hojas, la música del viento, una extraña soledad original, ingreso a su invitación para incorporarme ebrio, yo también, a su marco y a su tela. Como buen \"Aduanero\", hace pasar, también, la tonante melodía de la plástica, con simpleza y garbo por el hipotálamo gozoso que la aguarda respetuosa en la Silla Turca del esfenoides cerebral para entrar en el trance Naif.