No sé qué te parece
el largo caminar sin conocernos,
el eterno mirarnos, mas sin vernos,
la flor que no florece.
No sé qué te parece
que yo diga palabras sin recato,
que me salga ahorita del formato,
quererte como a dios sin que te rece.
No sé si te parece
que te bese aunque no pueda tocarte
y que te hable aunque nunca habré de hablarte
y que busque tu voz que siempre crece.
No sé cuándo aparece
la fuente de tus versos seductores
que dejan palpitando con calores
y toda mi palabra se te ofrece.
Yo sé que me merece
tu palabra que brindas con holgura
el reconocimiento a su hermosura
ante la cual la mía palidece.
Nunca dejes que cese
la fuente que a mis ansias satisface
que saques tu bagaje
aunque te pese.
Porque es ese
el tesoro
que yo adoro,
que me beses.