edgardo vilches

MISTERIO

Sentado en mi butaca virtual,

donde día a día distingo quién soy,

una disquisición, asomó inciertos

hallazgos desconocidos del cerebro.

 

Una voz, que aguda algunas veces,

rompe las cuerdas de mis verbos ácidos;

otras, vocifera ronca y hormiguea

entre las calles, buscando reaprender.

 

Son notas y trovas, que han aparecido

de pronto en mi piel y sin explicaciones

me han vuelto un esqueleto pensante,

en una definición afiebrada del canto.

 

Símbolos astrales y terrenales,

que subyacen en todas las miradas,

tenaces para buscar misterios del alma,

que infinita, está serena tendida en mi mano.

 

Es la semiótica de una poesía espesa,

que recubre las áreas adversas, inconexas

en una trayectoria de oraciones sin vuelo,

que se queda en aprestos y voluntades…

 

Un verbo que no tiene la altura genial

para elevar un canto a las estrellas

y reconectarse con el ser divino

y terreno, que llevamos dentro…

 

Falta una actitud para una huella final

que abra el camino a un sueño

y sellé los misterios de un universo

que alcance para todos por igual.