Ahora pienso en ti…
Trazo las líneas de tu cuerpo sin mover mis manos.
A estas horas aquí
no hay más que postes de alumbrado,
y calles vacías y besos olvidados.
Deberías estar entre mis brazos,
tú, en carne y hueso, no en portarretratos.
Este cielo de Santana es opaco y arrugado,
y la noche estrangula el sueño bajo mis párpados.
—El tiempo corre como un río acaudalado cuando te extraño—.
En tu ausencia, mutilado,
me dejo caer como plomo en el fango.
Hay tanta soledad en este cuarto
que el silencio se suicida,
y se desangran en mi garganta
las palabras que no he pronunciado.
Mañana despertaré esperanzado,
alegre como una brasa esperaré por tus labios:
por ti, solo por ti, mujer de ojos soleados.
—Felicio Flores