Rafael Escobar

\"TARDE DE PASIÓN\"

 

 

La vi magnificente, con esa su mirada

que tiene los reflejos del alma apasionada,

que viste la llama de amor;

Traía en sus pupilas, la estela fluorescente 

que vibra con ensueño. vivaz, incandescente,

de místico y regio fulgor.

 

Portaba su sonrisa la música divina,

que tiene en sus arpegios la nota cristalina

del dulce y celeste violín;

sus formas ondulantes, perfectas y febriles,

forjadas por Hefesto de argentados marfiles,

manaban pasiones sin fin.

 

Sus ojos soñadores, azules y profundos,

radiaban los ensueños mas tiernos y profundos,

con mágica luz celestial;

sus labios exquisitos, carnosos y sensuales,

lo mismo que los versos de regios madrigales,

vertían su miel sin igual.

 

Su cuello, cual la copia del cisne de Darío,

portaba interrogantes de amor y desvarío,

que abrigan misterio febril;

y en toda su figura brillaban los excesos,

de mórbidos deseos, ardientes y traviesos,

que atrapan de forma sutil.

 

Vivimos esa tarde, sublime y bella gloria,

que escribe de pasiones ferviente y dulce historia,

bordada con rayos de sol,

y fueron nuestros cuerpos volcanes desbocados,

lanzando llamaradas, de afanes exaltados,

con luces de excelso arrebol.

 

Autor: Aníbal Rodríguez.