Zeroo

Encontré el Camino

Encontré el Camino

 

El sol en Monterrey tiene un brillo intenso,

calor incesante, nubes viajan sin cesar,

recuerdo tú aroma tan rico como el incienso,

en todo lo que me provocas al besar.

 

Las calles usualmente pobladas,

se vuelven jardines del edén,

no queda nadie, están despobladas,

nada queda en mí, si no estas, es un desdén.

 

Todas las mañanas autos a alta velocidad,

sin número de aves volando por el cielo,

todo recae en cierta intranquilidad,

no tengo, a veces solo me queda este desvelo.

 

Gente caminando por la banqueta,

empleados exclamando que les den respiro,

ahora ya nada me quita esta certeza,

que solo en ti, y sólo por ti me inspiro.

 

Vislumbro tras el holocausto,

más que un lejano pasado,

me veo a mí, como un incauto,

pero ahora junto a ti, me siento afortunado.

 

Encontré el camino a la vida,

salude de frente a mi sufrir,

aniquilé mi desgracia dolida,

tan solo con verte sonreír.

 

Y es la impotencia del molesto odio,

y es el llanto de la terca tristeza,

lo que cancela todo mi oprobio,

lo que me enamora de pies a cabeza.

 

Ahuyentas completamente la melancolía,

eliminas de mi la tortura de la soledad,

con tu luz prendes de magia mi día,

haces al sufrimiento callar ante tu majestad.

 

Sintiendo las llamas cerca del infierno,

me veo volar más alto que el cielo,

veo las nubes y miro de lleno,

que esto… jamás será un sueño.

 

Derechos Reservados

Autor: César Alanís Morales