Tengo los labios secos, me percaté,
Mientras gotas de amargura caían en mi ser.
¿Será por no besarte? Me pregunté,
Mientras no descanse en tu vientre
Mi cuerpo y el tuyo se ansían poseer
En un fuego incontrolable que hierve
Como la más dulce miel,
recordé dos inmensas nubes
que cubren ese bello paladar de usted;
Y el impulso sostuve
Con la llegada de la suavidad de su piel
Habría de caer en un profundo delirio;
Entre usted y yo, un gran espumarajo
Apaciguador de todo martirio
Déjeme desfallecer en este agasajo.