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CAUTIVO Y SUPERHOMBRE

 

Soplido de viento, una ráfaga fulminante le sigue.

Con aires de grandeza se lanza el joven jinete,

cabeza de los compañeros que le siguen en la suicida carga.

Esperando, sonriente, el rival en su ego confía.

Rey de Asia, corazón del mundo, martillo de aquellos.

Aparece el joven al sol, cegando a miles; entronizado y veloz.

Cien metros, cien metros la distancia de los mundos.

Ojos cruzados, impertérritos pues no creen,

el  joven que sueña con ser emperador

directo hacia el Corazón de Asia.

 

Caminando sin miedo hacia el miedo del mundo embauca aquellos ojos, 

roja mirada de muerte, frío y consternación emana.

Rey de muchos, enemigo de tantos, preso ahora entre su pueblo.

Encomendado a su suerte, huye dejando atrás arena y cuerpos.

Gira el cuello para ver el nacimiento del nuevo rey de Asia,

del nuevo emperador del mundo.