Te dormirás
dejando una sonrisa
para mis labios.
Tendrá la rosa
que siempre prometiste,
como regalo.
Y en ella, un beso,
vendrá, como caricia,
hasta mi cara.
Dirán tu nombre,
sin voces ni palabras,
unos susurros.
Y es que a los cielos
irán los mil suspiros
que yo te mando.
Y mientras duermes
te cantaré una nana
en la distancia.
Serás, entonces,
el sueño hecho presente,
en mi regazo.
Y sentirás,
conmigo y sentiremos,
nuestros latidos.
Porque el amor
que ansiosos, perseguimos,
va con nosotros.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/10/23