En la obscuridad de la noche, el silencio se hizo verso,
las palabras se escondieron, guardadas en su universo.
Y en la quietud de la sombra, la poesía floreció,
como un susurro suave, que al alma estremeció.
Las estrellas en el cielo, en su brillo danzante,
acompañaron al silencio en su canto penetrante.
Las musas se hicieron eco, en cada rincón del espacio,
inspirando al corazón, con su dulce abrazo.
El silencio habló en susurros, con versos encantados,
despertando los sentimientos, en los corazones amarrados.
Palabras sin voces, en letras se convirtieron,
derramando emociones, que en los versos se hicieron.
Sin ruido, sin estruendo, el silencio se hizo notar,
brotando de las almas, con cada verso al hablar.
Desde lo más profundo, el poema se manifestó,
despertando en los seres, los sentimientos que ocultó.
En la pureza del silencio, la verdad se hizo presentar,
las emociones reprimidas, encontraron su lugar.
El corazón se abrió, como un libro en sus páginas,
mostrando sus secretos, en cada línea escritas.
El silencio se hizo verso, llenando el vacío,
dando voz a lo callado, al sonido sin ruido.
Y en cada estrofa, la magia se desdibujó,
transformando la quietud en un canto eterno.
Así, el silencio se hizo poema, en cada mirada perdida,
con cada palabra escrita, en la oscuridad compartida.
Descubriendo en lo callado, la melódica melodía,
que resuena en el silencio, en perfecta armonía.