Enrico Espino

Otro cuento

 

I

Navegando en el viento

–rosaflormariposa,

amigamantesposa–

llegó hasta mí este cuento...

II

Este cuento que llevo

aunque sé que no es nuevo,

lo traje de un lejano

reino altivo y ufano

junto al lago de Azur.

Y cuenta que una rosa

quiso ser mariposa

que surcara los cielos

más allá de los hielos

de los montes del sur.

III

Prometió al sol sus galas

al crecerle las alas

que al sentir barlovento,

y en la escala del viento,

la llevara a volar.

El amor a la luna

prometió sin ninguna

inquietud ni tristeza

¡Es la naturaleza!

¿Quién se va a enamorar?

IV

Y así día tras día

la rosa repetía

“quiero ser mariposa

radiante, glamorosa,

y emigrar hacia el sur”

Un día, de repente,

el levante insolente

alzó su falda corta:

y suspensa y absorta

quedó queda en su albur.

V

“¿Eres tú quien al vuelo

sobre el mar y hasta el cielo

en un verso radiante,

rumoroso levante,

desharás mi dolor?

¿Eres tú quien me quiere

y en azul me prefiere

con las alas gloriosas

de aquellas mariposas

que dan libre su amor?”

VI

“Soy el viento del Este

siempre altivo y agreste,

suave como ninguno;

llevo voces de Juno,

soy levante cantor.

Del amor, quintaesencia,

naciente efervescencia

impudicia primera

ardor de primavera,

levante trovador.

Soy quien de alas batientes,

sobre olas crecientes,

más allá de los mares,

escanció los cantares

del grandioso Odeón.

Escuchados tus ruegos,

como los versos griegos

níveos y enardecidos,

ya han sido atendidos

por hermosa oración.

Mas, te he visto y no eres

mariposa de Ceres

¿Quién eres, cegadora,

que semejas la aurora

azul de azul vestal?

Pues, no llevo lo escrito;

es para mi proscrito

por Eolo, mi dueño.

Cuando te venza el sueño

te llevará el Mistral”

VII

“Llévame, te lo pido;

húrtame del olvido

hacia el sur, tras el muro

que oculta mi futuro

más allá del jardín.

Soy la rosa más rara

incomprendida y clara

que dio a luz un poeta,

mas, me dio un alma inquieta,

surcar quiero el confín”

VIII

La verdad no recuerdo

–a veces yo me pierdo

al contar esta historia–

si al fin cantó victoria,

rosaflormariposa,

fue poema o esposa

o la llevó el Mistral.

¿Que finales felices

prefieres, me dices?

bien..., el poema puro

de su cajón oscuro

pudo, con su donaire,

atravesar del aire

la senda vertical.

IX

¿El poeta, preguntas?

¡muchas preguntas juntas

que se me enreda el cuento!

a ver, si no te miento

y lo puedo decir.

El verso más sentido

es siempre el más vivido;

el verso más amado

es siempre el más llorado

(Quiso el cantor morir)

Entregó al sol las galas,

el tiempo cortó alas.

A la luna amores,

los antiguos furores

fueron sólo un rumor.

Así el sol y la luna

reclamaron la runa

del poeta abatido,

sin haber comprendido

por qué esconde su flor.

X

Por las mismas razones

prometió tantos dones

a esos seres diversos

que tan sólo estos versos

salvé yo para ti.

Y este cuento que llevo

puede ser siempre nuevo

si al compás de un conjuro,

en tu edén, sobre el muro,

lees tú para mí.

XI

Y arrojado en el viento

–rosaflormariposa,

amigamantesposa–

llegó hasta aquí este cuento...