Se siente tan frío cuando no estás. Pero qué es el frío, sino otra cosa que la ausencia de calor.
De ese calor que generan nuestros cuerpos cuando nos vemos, nos besamos, nos tocamos, nos sentimos.
Tocar el cielo. Liberando las endorfinas de su inexplicable encierro.
Que regresaran a su jaula tan pronto te vayas. Esperando ansiosas contemplando las brasas,
entre adormecidas e inquietas,
con un cerillo en la mano
y la madera en la otra
por si decides volver
a compartir nuestra estufa.