Ayer por la tarde para ser más puntual y concreto, volví a rezar en los templos.
Sin suspicacia, sin salvedades, ni lamentos.
Quise orar por los pájaros, por sus alas, por sus picos, por su vuelo...
Por sus distancias planetarias,
por sus cantos, sus encierros.
Por los pájaros sin alas entre los barrotes de sus dueños.
Oré, lo sé, largas horas por las semillas recogidas entre sus picos macilentos.
Por esas alas ermitañas,
jugo de ángeles caídos, por las cenizas
de los tiempos.
Por sus alas habituales con un fango muy moderno.
Por las balas que disparan espantapájaros siniestros,
para que no sucumban ellos
al juego de su fuego.
Oré una y mil veces
y puse velas en sus féretros.
Ayer por la tarde,
para ser más puntual y concreto
volví a rezar en los templos
sin ninguna suspicacia,
sin salvedades, ni lamentos
Oré, no sé cuánto tiempo.
Por esos pájaros
Y otros deudos.
Porque somos pájaros...
Pájaros, entre los barrotes
de los sueños.