Al cometer el delito de amar,
con absurdo y fuerte ardor,
siento en mi pecho dolor
y hasta pierdo el apetito...
Creo que debo preguntarme
y a mí mismo me auto-juzgo;
aunque les parezca absurdo
teniendo uso de razón:
¿Acaso el tener pudor
implica ser inconsciente
a las pasiones latentes
que brotan del corazón?
¿Acaso sólo es bendito
quien tiene alma granito
y un corazón de diamante?
Con intrepidez lo digo,
y con gran austeridad,
aunque al decirlo maldigo
y reniego a la verdad:
Que al amar como yo amo,
atribuya yo a mi amante condición angelical;
pues su actitud destructiva,
cruel, indómita y altiva,
me revela claramente:
SU FALSA DIVINIDAD...
Por tal, debo concluir
que amando como yo amo,
me he convertido en esclavo
de indómita condición;
pues dejo que el corazón
Sea el amo intermitente
del cerebro y la razón.
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