En el invierno las horas pasan lentamente.
Se ve la nieve inundando la calle y la vida.
No es verano, justo, la estación preferida.
Mil sucesos de las vidas llegan a la mente.
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Tantas veces nos dijeron: es muy corriente.
Pero, el manso peligro a morir nos convida.
Ese alerta a la razón, era de moción temida.
Papá insistía y Ella le decía: estoy pendiente.
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El amor es muy visible y con Él, la tozudez.
Nada cambiará si uno de los dos, no actúa.
El más enamorado, desplegará sus garras.
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Fortuna ha de tener quien, use su lucidez.
Al deshojar la flor, el amor muta y fluctúa.
Los del mando, pedirán al sujeto, las arras.