Francisco M. Ortega

habitabilidad

 

entornada la puerta de la tarde
entró tu ausencia
y me dolió el vacío
no por ver tu corazón amar de nuevo
me dolió
porque ahuecó el mío
dejándolo en las cuatro paredes
 
 
que lo ocupabas con días de centeno
y noches de vino
amueblando de caricias los rincones
con moldes de dulzura
fragmentos de la delicadeza
en lazo tus palabras
tu sombra derramada por las costuras
de la casa
 
ahora hay un gran dolor tras tu fuga
por el ventanal que mirábamos los sueños
y el cielo detenido para volver a mirar