Varada el alma quedó en su pena
el amor al irse le dio solo oscuridad
más el corazón se alió en la condena
y mi cuerpo se amarró a la soledad.
La lágrima al caer ya no fue eterna
el silencio no escuchó mi piedad
la tristeza también salió a la escena
y mi carne sintió toda la crueldad.
Como un rayo paso todo de prisa
que el dolor se llevó mi última sonrisa
y en el naufragio yo me he quedado.
Con la confusión de este laberinto
donde me aferro a mi propio instinto
para escapar de las garras del pasado.