JUSTO ALDÚ

¡DARIÉN!

¡DARIÉN!

 

Te  quedaste de pie

en los charcos internos de mis ojos

y se quedó la pleamar ausente

de la mirada que te  eché. 

Quedaste como un claro a medio martillar

en el tablón más viril de los macanos.

Donde se agarraban ansiosas

las pelusas y briznas requemadas

a las costras pequeñas o grandotas

de mis dos mudas y torcidas piernas.

 

Te quedaste y caminé para no verte,

ni ver las vibraciones amarillas

de éste sol que es de trópico y retamas.

 

Recuerdo cuando miré tu ciudad

bajo el palio de ese verde sexual y transparente

que tan oscuro como de revés puede ser

revolcándose entre humus y mantillo,

zarandeando sus vahos en la espesura

y cambiando sus tonos indecentes.

 

Tú te tapaste bajo el sol que grita

con manos de las fáculas de ozono

moldeando contornos raros, crueles

–parodias de lo que no es-

Y como en función de un orfebre primitivo

te torcieron, te mordieron, te aporrearon,

te somataron con  fuego los pezones

y  ensoparon tus más pudendas partes.

Eres calor macho o  Hembra gloriosa,

bajo un sol  fornicador entero

que ensabana los árboles, las cosas 

y quiebra las vidrieras

en el rocío que cuelga de las hojas.

 

Arriba de tu cráneo hay toldos verdes

que  subes y bajas sin esfuerzo.

y un reptar feminoide de mil sierpes,

como aletear neurótico de tábanos.


Allí  vuelan los girasoles…,

se enfebrecen las dalias silenciosas

y los parduscos brotes de heliotropo,

en grato maridaje,

se acoplan en vuelo con harapientas esporas.

A lo lejos bimbines, pericos, azulejos y guacamayas

se entremezclan  en el pañal tembloroso de una garza.

 

Y te quedaste de pie

en aquel camino oscuro

que se me venía subiendo a los tobillos…

Y te dejé rural en la espesura

para que un habitante de esa urbe

con tantas catedrales de hojarasca

metiera allí su amor de porcelana.

 

Metrópoli preñada de las yemas

de cepas y saliva del Dios reproductor.

Eres verde proceso de las ansias.

 

Habitación del trópico escondida,

es nada más fermentación de edén.

La selva más histórica del mundo. 

Esa es la Selva del DARIÉN