Matias 01

La noche alza sus velas...

¡Encima de los relojes vacíos: la lluvia!

¡Debajo de la oración: los penitentes!

 

El hombre pequeño se encoje copa en mano

mientras piensa en saltar

de una nube a otra, de un equinoccio

a otro, de una gota de miedo a otra.

 

La noche alza sus velas, se envuelve de frío,

el olvido arde,

con esa mirada plana del hacha aclimatado

a los destinos ya quebrados.

 

Y quien más que la lluvia para llenar las copas

de ese otro brindis,

que sabemos, descifra y ausculta

el fondo de nuestra deriva existencial.

 

Quien más que el silencio para sellarnos

la boca ígnea del sollozo

en nuestro propio funeral, en la deserción

hacia los bosques sin rostro donde el sueño

amanece.

 

¡Encima de la memoria: un beso!

¡Debajo de la aurora: amanezco contigo!