Y hay un cielo que sabe
cuánto te amo, de nuestras
interminables citas de los bailes
a medio terminar, me ganaba
las ganas de poseerte;
y mírame ahora dónde estoy
desgarrando dolor.
No sé quién tomó tu mano
alejándote de mí, no sé quién
susurro tu nombre a media
mañana despertando tus
sentidos, mientras yo te amaba.
Aún recuerdo tu perfume
la primera vez que te conocí
fue tan fácil sostener tu mano
mientras te besaba, oler tu
cabello deslizando mi mano
sobre tu cabellera.
Fue tan fácil robarte una
sonrisa convirtiéndose en
carcajada, verte reír sin prisa,
besarte lentamente mientras
ya te amaba.
Te amé desde el primer día,
todo fue tan fácil entrelazar
nuestras manos, sonreírte
decirte cosas tiernas, sin
pensar en un mañana,
hoy recuerdo que la luna
fue testigo de tu vestido en la
arena rodeada de estrellas.
No recuerdo cuántas
veces he comido tu boca, mi
mano rodeando tu cintura, tus
nalgas talladas por mi lengua
prendados de tu cuerpo con
el mío, tus pechos ludiendo
sobre mi cara, fue tu
perfume que me
embriago a las tres
de la madrugada, sin pensar
te hice mía un fin de
semana, susurré tu nombre
mientras me venía, era la
primera vez que te veía y
yo ya te amaba.
Todo era más fácil estar
contigo era mi paraíso
me perdía en tu mirada
volviendo a amar cuándo
ha mí me daba la gana.
Y mírame, dónde estoy
ahora, siendo un perfecto
desconocido, pesé a que
volví a tomar tu mano.