Tal vez la vida es sólo un punto de inicio y un punto final, tal vez no hay un punto y coma, tal vez no hay nada después de la muerte.
Quería creer que existe un más allá, un lugar en el que el tiempo se detiene, quería pensar que nada se acaba realmente y que hay una razón, destino o porqué de las cosas, que tenemos una misión para estar aquí, pero tal vez no es así.
Tal vez solo nacemos, morimos y desaparecemos, no hay almas esperando por nosotros, ni seres de luz intentando guiar nuestro camino, queremos creerlo porque todos necesitamos aferrarnos a algo, tener fe.
Tal vez las vidas pasadas no existen y nos convencemos a nosotros mismos que si, sólo porque necesitamos aferrarnos a lo eterno, necesitamos creer que de alguna forma las cosas perduran.
Tal vez sólo somos carne, que al morir se pudre y se descompone en particulas tan pequeñas que se disuelven con el viento.
Creí que si conocía mi pasado entendería mi presente y cambiaría mi futuro.
Creí que podía ser especial, un ser dotado de magia, de luz, una guía para mi y para los demás, que mis sueños podían esconder verdades o realidades, que lo que sentía iba más allá de nuestro conocimiento, y que de alguna manera era capaz de percibir o sentir otras almas, otros corazones, otros seres, pero no es así.
Nadie es especial y nadie es eterno, solo somos seres vivos caminando entre multitudes, seres vivos sobreviviendo en la jungla de lo finito.
Estamos aquí pero no lo estamos, vivimos aquí pero no lo hacemos, nuestra mente siempre está dispersa y nunca en el lugar presente.
Vivimos creyendo que esto se volverá permanente, que si no lo logramos en esta vida, tal vez en la próxima si lo haremos.
Nuestro cerebro trabaja de una forma que aún no conocemos, crea realidades inexistentes, así como personas, situaciones y anhelos.
Los sueños sólo son el reflejo de tus miedos o anhelos mas profundos.
Creemos que vemos antiguos amores, parientes o personas que tuvieron un impacto bueno o malo en nuestra vida y pensamos que es por alguna razón o que hay un mensaje que debemos escuchar y tal vez no es así.
Aparecen de vez en cuando en nuestra mente sólo para recordarnos nuestra mortalidad, para recordarnos quiénes somos y porqué tenemos esta vida, nuestro cerebro nos muestra nuestra lo que queremos, o como quisiéramos que hubiese sido, las posibles opciones que tuvimos y cómo no lo elegimos.
No porque desees algo significa que se volverá realidad, nuestros sueños tal vez solo reflejan esos deseos, pero los sueños son sólo eso, se quedan ahí, en tu mente, no se materializan.
Caminamos sin un rumbo, porque tal vez no hay un destino, tal vez no hay una misión, tal vez sólo se trata de vivir el presente, el día a día, sin olvidar que la muerte nos acecha, el reloj continua avanzando y eventualmente nos convertiremos en cenizas. No hay segundas oportunidades, no sabemos si hay un mañana, no sabemos si nos faltan 30 segundos o 30 años más.
Tal vez es momento de soltar y olvidar, de dejar de esperar, de intentar, de bloquear nuestros pensamientos que nos incitan a creer que hay un más allá, porque no es así, es momento de desaprender viejas creencias y aceptar la realidad.
Ellos me lo dijeron y no quise escucharlo, dijeron que la eternidad no existe y así es, pues ningún ser humano lo ha sido, todos morimos y no regresamos, todo se termina con ese último aliento.
Nunca sabremos porque estamos aquí o para que, sólo intentamos convencernos que hay una razón, pero la verdad siempre ha estado frente a nosotros, no hay un porque, hasta ahora nadie lo ha descubierto, no hay certeza absoluta, solo posibles teorías, teorías que nos dan esperanza o un motivo para continuar y no decaer cuando las cosas se ponen mal.
La realidad es que estamos aquí y respiramos y no importa cuanto te esfuerces o como lo hagas, todos terminaremos en el mismo lugar, hechos polvo, para algunos la vida sólo durará un segundo, mientras que para otros 100 años, y tu elijes dónde, cómo y con quién los pasarás.
Algunos pueden elegir, otros no tienen esa suerte, el lugar donde nacemos y nuestra pobreza, riqueza, cultura, religión o padres pueden condicionar nuestra vida.
Si hubiese una misión divina no morirían a diario buenos seres humanos, gente inocente, la maldad no reinaría en nuestra sociedad y el mundo sería menos malo, egoísta y cruel, porque un dios no permitiría dichas atrocidades.
¿Porqué nacemos?, no lo sé, ¿para que vivimos?, tampoco tengo la respuesta, pero el cómo y con quién dependerá de nuestras decisiones, la única certeza que existe es que vamos a morir. Nada es permanente, sólo somos un instante.