Maxi AristarĂ¡n

Una oda a la polinizadora incansable

Oh brillante y diligente abeja,

colaboradora incansable de la naturaleza,

con tu vuelo grácil y tu zumbido melodioso,

siempre laboriosa, siempre valiosa.

 

Bajo el sol, vas de flor en flor,

polinizando con amor y esmero,

extendiendo vida a nuestro alrededor,

tejiendo un lazo entre la tierra y el cielo.

 

Tu danza en el aire es un regalo,

un código secreto de comunicación,

guiando a tus hermanas con gran acierto,

hasta encontrar la más dulce bendición.

 

En tus alas carga el néctar dorado,

el tesoro escondido de la floresta,

y en cada viaje, con virtuosismo ensayado,

creas el dulce néctar que nos alimenta.

 

En enjambres unidos, trabajas en equipo,

con un propósito común y vital,

construyes panales dulces y enigmáticos,

hogar y sustento en tu labor sin par.

 

Oh abeja fiel, defensora de la biodiversidad,

luchas contra vientos y adversidades,

sabes que sin ti, la vida languidece,

tu existencia es clave en nuestras realidades.

 

En el balance ecológico eres esencial,

mantienes el equilibrio del ecosistema,

eres un maestro en ser sostenible,

un modelo a seguir en nuestro propio sistema.

 

En tu labor encuentro inspiración,

un ejemplo de trabajo y dedicación,

nuestro mundo necesita tu contribución,

para preservar la vida y su celebración.

 

Entonces, levanto mi voz en esta oda,

para agradecer a la abeja su nobleza,

por ser un símbolo de resiliencia y vida,

por enseñarnos el valor de la naturaleza.