JAGC

¡... Y DE IMPROVISO LA VEJEZ.!

 

Tarazona, febrero de 2012

 

No seré yo viejo

cuando cumpla muchos años,

ni cuando la enfermedad me rinda,

ni cuando las ilusiones sean

deseos irrealizables,

no,

yo comenzaré a ser anciano

cuando alguien,

en una conversación,

me acaricie la cara

como respuesta a mis frases.

Hace días pasé 

cariñosamente mi mano

por la mejilla arrugada de mi madre,

al responderme,

con una frase imposible, 

a una cuestión

puramente prosaica,

y, en ese roce filial,

noté el prólogo inicial

de la vejez de mi madre.