Ilando cada suspiro
que nace de tu ser,
fundo en tu atardecer
mi corazón de zafiro.
Las pléyades se enardecen
del gran amor que me das,
y mis lágrimas sucumben
de saberte mío nada más.
¿Por cuantas lunas me amarás?
Prefiero encapsular este día
como algo que perdurará
más allá de mi último respirar…