Hoy le escribo con dulzura
a mi amante preferida,
que me abraza con ternura
cuando sufro en mi guarida.
Porque siempre es tan bella.
y tal vez sea por romántico
o el cariño de mis cánticos,
pero luna solo hay una,
Y aunque no es una estrella
no hay ninguna como ella.
No recita mis poemas,
y aunque escucha mi canción,
solo escucha las palabras
que le dan mi corazón.
Me enseñó a contar poemas
desde el uno hasta el cien,
a calmar mis ansiedades,
sanar mis enfermedades,
con tan solo seis palabras:
si son uno o mil problemas
«al final vas a estar bien».