Mi pensamiento ha volado de prado en prado;
de madreselva a naranjo.
He probado el dulzón de las gardenias
y he, con nardos y azaleas,
perfumado mi punzón
La frivolidad me ha guiado hacia a cuantiosos santuarios,
cuya riqueza y tesoro con mis manos he saqueado.
Me he postrado ante todo ídolo que ha llegado a mis altares
sin encontrar un motivo para saciar mi vacío.
He buscado disfrutar el falso milagro de Eros;
he derramado mis diezmos en los altares de Baco.
Mis ofrendas las derrocho en los templos de Atenea
y Afrodita fue la musa que ha inspirado mis cantares.
He explorado tantos mares;
de Neptuno he sido juego...
y hasta hoy me he dado cuenta
del porqué de mi extravío:
Por servirles a los dioses he vivido confundido;
pues lo que siempre he buscado
siempre ha estado ahí escondido, enfrente de mis narices
y buscando un paraíso
por doquier y por doquiera me olvidé de mis raíces.
Por eso, como una estatua de mármol
de sal, de piedra, o granito,
estoy sordo, mudo y ciego, viviendo sólo de mitos...
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