Advenediza otra vez, he venido
con la última lluvia deshojada,
en el cielo nocturno, dormido
germinan luceros, de madrugada.
Mis manos húmedas se han herido
buscando una risa extraviada
las hojas marchitas he recogido
musitando una prosa no contada...
Y así, de noche canto de tristes lares;
ese mismo encanto de los azahares
lo tienen los niños, zagales y mozos.
Ellos, que en tierra de querellas
son como transparentes pozos
con agua de luceros y estrellas.
*Agosto de 2013*