Cuando el pasado atormenta a otros, tú estás para ello, te vuelcas en ello, estás para ellos.
Cuando el pasado me atormenta a mí, tú no estás, como agente externo me dices que lo olvide, que lo deje todo atrás.
Oh, ¡qué doloroso! Es saber que no te importa mi historia, lo que he sido y lo que seré.
Me quieres por quién soy, sin saber que el diseño de mis facciones ha estado moldeado por las cicatrices del pasado, qué errante, vuelve y va, porque es mi mejor amigo y siempre me acompañará.
El corazón se enfría, cuando intento que se haga tuyo y lo rechazas, diciendo que no es necesario, que me quieres así, sin siquiera conocerme.
Entonces entiendo tu duda cuando el barco agita, no estás anclado, ni tampoco sabes dominar la mar, entonces te entra el miedo y te doy el mapa, y tú como un necio lo rechazas.
Entonces me doy cuenta de que no soy yo solamente, sino tú, el que pone trabas a la relación por no querer conocerme del todo o peor aún, por pretender hacerlo, proyectando las vivencias de otros en mí para desnudar mi alma y acariciarla, pero así no será.