Jorge L Amarillo

Preludio de lluvia

Con un preludio de una llovizna densa
la memoria al ayer me invitaba,
y de pronto abrí las páginas aquellas
cuando en esa esquina me esperabas.
 
De allí caminábamos bajo las estrellas
hacia nuestro nido de amor: la playa,
donde siempre con una lenta marea
el mar, su entorno nos preparaba.
 
Desnudos nuestros cuerpos en la arena
los deseos con fuerzas nos abrazaban,
no había lugar allí para una tristeza
porque todos eran sueños y esperanzas.
 
Tú y yo alejados de toda tragedia
reflejados por aquellas lunas tan claras,
la pasión que corría por nuestras venas
mientras los sonidos del mar nos abrazaban.
 
Amarnos sin pecados y sin condenas
en noches bellas, hermosas y reiteradas,
pero como siempre el tiempo todo se lo lleva
y yo que jamás te quise dejar olvidada...
 
Más en este silencio que me rodea
puedo ver todo mejor en la distancia,
y creo que nuestro gran problema
fue que a ese amor no le dimos nuestras almas!