La bruixa quería convertirme en un perdedor
sin embargo, me convirtió en Almanzor.
Su deseo era verme loco por sus huesos
y correr detrás de ella como perros locos.
Se creía una faraona egipcia,
pero acabó como Cleopatra
derrotada por Agripa.
Él mismo que abrió mis ojos
y me saco de los infiernos.
Me envió al diablo cojuelo
que claudicó ante San Fernando.
Perdiste la hermosa Granada
y ganaste la fría Siberia.
Mi sonrisa fue una espada afilada
que acabo con tu arrogancia.
Marta despertó tus celos
e hizo aflorar tus enfados
por liberarme de tu yugo
nacido de tu embrujo.
Quédate con tu mamarracho
y yo con mi ángel del cielo.