Alaridos irremediables
hieren mi alma,
en momentos difíciles,
alteran mi calma.
Voces impertinentes
sacian el drama
y sus inconvenientes.
Estamos en casa,
ecos incongruentes,
susurran en la cocina,
tomamos un café
y solo eso te domina.
Y lo que no sabes,
eres la heroina
de cada amanecer,
flor de mi vida,
que quiero oler.