Así como duelen los músculos
tras el extenuante ejercicio,
el corazón ( músculo en todos sus oficios)
se resiente de golpes y decepciones,
de amaneceres trágicos y sangrientos crepúsculos.
Pero también, tal como el dolor cede
y el músculo refuerza su potencia,
el corazón, ejercitado en las dolencias,
contráese, dilatáse y se impone
y asume que el dolor lo fortalece.