Era una noche fría de octubre, el invierno, aunque este año suave comenzaba a hacer de las suyas, me encontraba en mi callejón de siempre, tratando de entrar en calor bajo el cartón, haciendo fuego en una lata oxidada de pintura en la que quemaba todo lo que podía, cuando de repente llega un camión oscuro tan negro como la noche, de él bajan dos personas el chofer un hombre alto y corpulento y el copiloto un hombre bajo pero de aspecto intimidante, empiezan a descargar varios contenedores cilíndricos, la curiosidad puede conmigo y a pesar de saber que este suele ser un vertedero de todo aquello que les estorba y con eso no me refiero a cosas precisamente, trato de agudizar mi vista, para saber cuál será la nueva adquisición del lugar; si alguien desapareciera y me preguntara donde cree que puede estar, inmediatamente les daría esta dirección. En algún punto el chofer gira la vista en mi dirección e inmediatamente me resguardo, no es la primera vez que me han golpeado por mi mala costumbre de curiosear, de hecho es casi un milagro que continúe con vida; permanezco escondido, espero que se vayan y a los pocos minutos lo hacen, cuando el auto arranca vuelvo a asomarme, y veo con más detalle los contenedores, no es lo que suelen dejar aquí, algo de su contenido parece haberse derramado, los rayos de la luna los ilumina e irradian una luz espectral algo blanquecina y en momentos verdosa, me acerco, veo hacia todos lados, al parecer estoy tan solo como siempre, cuando estoy lo suficientemente cerca estiro mi mano, el contenido capta mi atención aún más, me hace querer tocarlo, pero algo dentro de mí me dice que no lo haga, mi sentido común me dice que me aleje, que huya lo más lejos que pueda, pero es imposible, no puedo alejarme, mi curiosidad gana una vez más, siento como un hilo invisible me ata al lugar, lo toco, el material es viscoso se siente extraño y en ese instante pierdo el sentido, siento que caigo en un agujero sin fondo, me siento caer vertiginosamente y sin fin, el aire se vuelve frio y se cala hasta mis huesos, siento miedo, una sensación de angustia se apodera de mí, no puedo parar, todo se vuelve negro, y ya no sé dónde me encuentro; me he desmayado.
Despierto desorientado una luz sobre mi cabeza lastima mis ojos, no sé cómo he llegado a este lugar, mucho menos en donde estoy, una enfermera se acerca y me informa de lo sucedido, me dice que fue la policía quien me encontró, al parecer me creyeron muerto y cuando me iban a recoger se dieron cuenta que solo estaba desmayado, además me dice que dentro de poco seré dado de alta, pues no tengo seguro, y el gobierno solo cubre la atención primaria para gente como yo, según los estudios no tengo nada, por lo que me retiro del sitio. Luego de alrededor de una hora salgo del hospital, me siento como si nada hubiese sucedido, de seguro el desmayo fue por no alimentarme bien, no es la primera vez que sucede; es la realidad constante de mi vida, vuelvo a mi callejón y continuo como de costumbre aunque me fijo en que los contenedores ya no están, pasan los días y me siento más cansado que de costumbre, como si no durmiera en las noches, a pesar de todo continuo con mi rutina recogiendo latas para luego venderlas y tener con que comprar algo de comida, los días se convierten en semanas y en uno de mis recorridos, paso frente a una tienda de electrodomésticos y me fijo en las noticias que transmiten simultáneamente en los televisores de exposición, al parecer un nuevo asesino serial está causando revuelo, la prensa lo ha apodado “Bloodyhead” por su controversial manera de asesinar, escoge a jóvenes de edades entre los 20 y los 30 años, acostumbrados a derrochar el dinero y vivir la vida fácil, luego los decapita, y convierte sus cabezas en una amasijo deforme de sangre, hueso, sesos y carne; en lo que va de mes ya ha matado a 6 entre hombres y mujeres, testigos afirman que bebe la sangre de la cabeza de sus víctimas, a su vez en la pantalla se muestra un video de algún espectador entusiasta lo suficientemente valiente para grabarlo, en él se muestra que posee una fuerza descomunal, los decapita con solo usar sus manos, además su ojos son totalmente negros, con destellos verdosos que parecen sacados de alguna historieta, parecen brillar, de sus brazos sobresalen todas y cada una de sus venas, aparecen a punto de estallar y sus piernas parecen capaz de partirte a la mitad de una patada; la imagen es totalmente grotesca; a medida que el video transcurre se me va haciendo agua la boca, me entra una necesidad impresionante por querer hacer lo que hace la persona del video, es como si vida dependiera de ello, me asusto de mí mismo y en el instante en el que la persona gira la cabeza hacia la cámara no hay vuelta atrás inmediatamente sé que mi vida nunca volverá a ser igual, en definitiva se debe a la sustancia viscosa que toque, es un hecho que no volveré a dormir nunca más si quiero tener paz, porque el asesino que muestran… “SOY YO\"