Esta es mi debilidad amigos, estoy derrotada,
Extenuada de emoción insaciable.
Préstame tus oídos,
préstame tu pecho:
para seguir mirando
los arpegios de la lluvia de mis pupilas.
Préstame tu risa,
préstame tu alma
porque he perdido la brújula
y no conozco el Norte
ni la palabra correcta
para anclar en el istmo del recuerdo.
Ni el verdadero gesto para quedarme.
Si, amigos míos, quedarme
con mi cuerpo finito,
con las manos en el agua y la boca en el aire,
con estos dedos quietos y el corazón ardiente.
Mi sonrisa se volvió rosas,
mi pecho, un río
y mis ojos se clavaron en su corazón por todo. -
Amalia Lateano
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