En el colegio
jugábamos al fútbol
en el recreo.
\"Tú eres del Barsa\",
-decía un compañero,
yo del Madrid\".
Al poco rato
cambiábamos a troncos
por los balones.
De ellos salían
espadas, cual \"tizonas\",
sofisticadas.
Y así los sueños,
nacidos en los chistes
cobraban vida.
También los juegos
estaban en canicas
y el tres en raya.
Había otros,
que ahora no recuerdo
su nombre bien.
Pero los ratos
sencillos, del colegio,
no los olvido.
Aquellas clases
de ciencias y gramáticas
que eran eternas.
Hasta la hora
y el día, en que tocaba,
la poesía.
Allí latía
mi pecho, enamorado,
como un tambor.
Versos y rimas
llegaban a mi lado
con su mensaje.
\"El del amor,
sincero y sin palabras,
que contenían\".
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/23