Era feliz y no lo sabía,
vivía en el cielo de sus brazos y no lo sabía,
sentía paz y tranquilidad entre sus caricias y no lo sabía,
mi vida y su vida eran dos gotas de agua y no lo sabía.
Por eso el portal abierto que alguna vez construimos, es el mismo portal que ahora se vuelve olvido y desesperanza en su máxima expresión de locura de no volverlo a ver.
Hoy se cierran las puertas del cielo con los ángeles que susurraban bellas melodías y decían cada día lo maravillosa que era la vida y el amor.
Hoy se abren las puertas del infierno, con los demonios más oscuros que susurran los cantos más aterradores y feroces de la muerte y el dolor.
El caos se apodera del portal de la mente, para desvanecer recuerdos, el silencio se apodera de la nefasta forma de sentir su ausencia y extrañar su sonrisa.
Dejaré de buscar el hilo que una vez ató nuestros caminos,
darle fin definitivamente a la historia que alguna vez fue un reino espiritual e importante, donde se sentía otra dimensión del espacio terrenal en la vórtice del amor y la entrega de dos corazones destinados a jamás estar juntos y no volver a encontrarse, ni regresar o volver a tener el poder de amarsen.