Antes de salir del mundo,
antes de ver a la Parca,
no me veréis arrastrarme,
como una odiosa culebra,
por entre el ramaje infértil
que depreda mi entereza.
Me veréis partir despacio
amortiguando mis quejas
con versos adolescentes
que dulcifiquen mis penas,
como el agua de la lluvia
remoja las tierras secas.
Después de salir del mundo,
después de ver a la Parca,
me cerrarán las pestañas
con un ramo de violetas
y sobre el pecho apagado
pondrán mis manos sin letras.