¿Por qué dices que no te amo?
¿Porque a veces soy distante?
Y piensas que para mí tal vez no eres importante
Pero ¿sabes? no es así. Tú me importas, y bastante.
No pienses que si no llamo, salvo en pocas ocasiones,
es porque mis emociones están muy lejos de ti.
Si es porque todos los días no te invado con mensajes,
frases hechas, camuflajes de la cotidianeidad
que a veces por cortesía se comparten, ¡tonterías!
Bien sabes que no es verdad, que el amor y la amistad
entre nosotros pervive y que el tiempo no la inhibe
ni la distancia tampoco. Que yo te pienso, aunque poco
a veces se manifiesta. Y es que, para ser honesta,
creo que entre nos, no hacen falta los mensajes, o las cartas;
las frases o las llamadas a veces prefabricadas
se vuelven innecesarias. Pero te digo, en verdad
tú estás siempre en mis plegarias, en los momentos de paz
es tu rostro el que yo evoco. Y sí, a veces me equivoco
y soy cortante o mordaz; tú me conoces y entiendes
ese, mi lado escondido que pocos han conocido,
que a casi nadie le muestro. Mi lado trise o siniestro,
hosco, débil o afligido. Pero aun así estás conmigo,
no necesito llamarte a gritos a media noche
o lanzarte algún reproche en medio de la amargura.
Tú siempre has estado aquí, en las malas y en las buenas
Me alivias cuando las penas me asfixian y me arrebata
la inconsciencia y o la locura; las disipas con ternura,
con tus palabras serenas, sin agobio, sin censura
pues vives… en mis poemas.