Tal vez, ya para siempre, eternamente
tu existencia misma atraviesa como un relámpago mis ojos,
mi boca, mis manos, mi alma
y golpea las tardes, las noches, las horas
que acuden a mi vida desde tu boca hasta la seguridad de tu pecho
Aquella dulce luz completa y palpitante
hoy preserva tu voz en la aurora
y es un cirio que me alumbra la sangre.
Es la luz de tu existencia misma
en cuyos limites anidan los versos de amor
que mis manos alcancen a escribir
junto con las estrella del cielo
Como la respuesta a una pregunta insistente,
sincera, preservada, sabia o mágica
haces que se resuelva mi futuro
y te empeñas en empapar el alma con tu voz
Tal vez, ya para siempre, eternamente
trabajas esta realidad con la fe de tu sonrisa
o el manantial que destila tu cabello
y con el cual alimento mis deseos
y me das las fuerzas para llevar los años,
siempre bajo el abrigo de tu existencia.