Eres un campo fecundo
donde mis manos florecen,
tiernas caricias que crecen
con un amor muy profundo;
un eterno vagabundo,
espacios que resplandecen,
do mis sentidos padecen
por un apego rotundo;
los frutos son la ternura,
y la simiente el amor
que se tornan gran locura
y un incansable fervor:
¡que no acabe la aventura
de mi loco corazón!...